En el año 2020 vivimos toda una serie de retos en todos los aspectos del desarrollo de la vida humana, cada ámbito en el que nos desenvolvíamos resultó afectado debido al coronavirus SARS-CoV-2 y la enfermedad COVID-19. En la lucha contra esta coyuntura tuvimos, a causa de la improbabilidad de detener nuestras actividades cotidianas, la necesidad de asimilar y transformar nuestra forma de vivir hacia lo que denominamos: la nueva realidad.  

Esta nueva realidad ha logrado dejar una enorme huella en nuestras memorias, y es aún, una etapa de reflexiones y de nuevos paradigmas que se han gestado gracias a nuestro ingenio; ingenio que, a mi manera de ver, deberíamos desplegar no solo porque las consecuencias nos obligan sino por voluntad y ahínco. 

El impetuoso accionar de la humanidad frente a esta particular adversidad se ha seguido de numerosos desarrollos, avances y adaptaciones en contextos digitales, que posiblemente, habrían tomado años en iniciarse sin las comentadas dificultades, que, para algunos, también fueron oportunidades.  

Llamemos contexto digital al conjunto de herramientas y entornos digitales que anticipan, tratan y conectan a los usuarios y cierran la brecha en el acceso, en el uso, o en el impacto de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).  

La accesibilidad es un aspecto básico dentro de nuestras sociedades, y que, debido a las condiciones que nos implicó el aislamiento, debió extrapolarse a los contextos digitales. Lo anterior por supuesto, garantizando las características propias de la accesibilidad: autonomía, seguridad, comodidad, equidad y desde los principios del Diseño Universal, concepto que ampliaremos en otra oportunidad.  

El teletrabajo, la telemedicina y el aprendizaje en línea eran conceptos ya considerados y aplicados antes de la situación de pandemia pero que debieron replantearse debido a la enorme demanda de servicios que tuvimos que trasladar al contexto digital. La excesiva demanda de servicios en línea y plataformas digitales trajo consigo enormes retos que fijaron un punto de inflexión en los asuntos relacionados con la discapacidad. Ahora debíamos ir más allá, enfocarnos en nuestro rol como usuarios digitales, no solo como consumidores de contenidos, sino como facilitadores y creadores de los mismos. 

La accesibilidad digital es una cualidad imprescindible para la inclusión y debe ser un atributo universal, entendiéndose como un asunto colectivo que garantice los beneficios sociales, reconociendo las posibilidades de la tecnología actual y las competencias para hacer uso adecuado y responsable de esta. 

“…la Accesibilidad significa asegurar que la información en línea pueda ser usada sin problemas por la mayor cantidad de personas posible más allá de sus capacidades, habilidades, contextos, plataformas y dispositivos utilizados”. (Berners-Lee, 1997)

Para la consecución de la inclusión digital nos valemos de 3 instrumentos imprescindibles, que son: un dispositivo electrónico, acceso a internet y el dominio de herramientas digitales, y a estos se suman las ayudas técnicas y proyectos de inclusión, que buscan disminuir las barreras presentes para las personas con discapacidad. A las dos últimas las llamaremos estrategias inclusivas. 

1. Símbolo Internacional de Accesibilidad. ONU (2015).

Las estrategias inclusivas contemplan el diseño de contenidos (textos digitales, lenguajes, etiquetas, metadatos, ilustraciones, videos), desarrollo de software, aplicaciones móviles, así como el análisis, organización y cumplimiento de la normatividad para que exista un intercambio constante de información. También, es esencial tener como eje transversal de estas estrategias principios éticos básicos, dirigidos a las personas con discapacidad como: la no discriminación, el respeto por la diferencia, la aceptación de la diversidad como condición humana y la igualdad de oportunidades. Seguido de la ética tenemos también que propender por los derechos a la igualdad, a la dignidad, el valor inherente, la autonomía, la libertad y la independencia. En 2015 la organización de naciones unidas cambio el clásico logo de la persona en silla de ruedas por el que vemos en la imagen de abajo, con esta nueva imagen buscaban representar la inclusión y enfocarse en la accesibilidad en lugar de la discapacidad.

Nuestra participación en la sociedad digital evoluciona a medida que la tecnología avanza y se ajusta a diferentes realidades en las cuales se deben diseñar, adaptar y transformar los ambientes en función de las necesidades, intereses y expectativas de las personas con discapacidad, contando siempre con su opinión y considerando su participación en los ámbitos doméstico, social, educativo y laboral. Bajo este escenario multifactorial tienen incidencia diferentes áreas que se resumen en la imagen abajo.

2. Áreas tecnológicas claves para la autonomía y la integración.

Esta es la nueva realidad que nos invita una vez más a apreciar como una oportunidad de transformación y desarrollo digital, la afectación del coronavirus SARS-CoV-2 y la enfermedad COVID-19, no solo por los importantes retos de adaptabilidad que presentó para la humanidad, sino porque nos recordó que aún hay quienes reclaman porque se reconozcan sus necesidades de accesibilidad en el mundo digital, y se disminuya la brecha de desigualdad en el acceso a las TICS. 

Referencias: 

  • Berners-Lee, T. (1997). The World Wide Web Consortium (W3C). Lectura conferencia. 
  • ONU. (2015). Símbolo internacional de la accesibilidad [Imagen]. Recuperado de: https://www.un.org/accessibilitycentre/